
DEPARTAMENTO DE PASTORAL
Queridos alumnos:
Comenzamos el mes de mayo, mes de María para todos los que creemos en Jesucristo. María es madre y maestra de Jesús. También brilla para nosotros como modelo a seguir.
Hoy queremos compartir con vosotros una de las actitudes de aquella joven de Nazaret, de la que estamos todos tan necesitados: LA ESCUCHA.
Sabemos por propia experiencia que una gran parte de los males que nos afligen como seres humanos tienen su origen en la falta de escucha. Esta pandemia y los sufrimientos que genera nos están gritando que hemos emprendido muchos caminos equivocados. ¿Vamos a cambiar algo nuestras vidas cuando todo acabe?
Si pensamos seguir como hasta ahora, es que estamos sordos al clamor de la tierra. Sólo escucha quien acepta salir transformado de cualquier diálogo.
LA ESCUCHA SE DESEA.
Estamos todos en el mismo barco de la educación. Sabemos que la raíz del aprendizaje es el movimiento, fluir de un estado –la ignorancia- a otro –el conocimiento-. Si quiero conocer, he de escuchar. Si quiero la felicidad que llega con la sabiduría, he de estar dispuesto a cambiar mi pensamiento. Escuchar es una necesidad para modificar la vida, no un adorno en mi mochila.
Sólo si acepto con humildad mi ignorancia, sin miedos -con fe-, desearé escuchar.
LA ESCUCHA SE GOZA.
El mismo gozo que descubrió Juana María Condesa.
Una mujer joven, con capacidad para desenvolverse socialmente debido a su educación y con la solvencia económica necesaria para llevar una vida holgada. Cualquiera de nosotros envidiaría este punto de partida… y posiblemente serían distintos los itinerarios vitales trazados.
Desde principio de su vida, Juana María aprendió a escuchar. Practicante de la escucha del corazón, comenzó a dejarse afectar por la necesidad de las obreras y aceptó el riesgo de quedar transformada.
Durante estos días podemos disfrutar de la escucha en familia, esa actitud respetuosa para con el otro, carente de juicio, dispuesta al cambio interior. Practiquémosla en casa, no nos aislemos; preguntemos a los demás, busquemos aprender y cambiar a mejor. A veces, no dejamos ni siquiera que los que conviven con nosotros nos cuenten cómo están. Estamos encerrados en nuestro pequeño mundo y no queremos cambiar nada.
Juana María es nuestra “maestra de escucha”, porque fue capaz de percibir la debilidad ajena antes incluso de que le llegara por medio de las palabras; y cambió su mundo.
Que la Virgen María nos ilumine con su vida. Recibid nuestro abrazo.